Los sistemas de control de emisiones son un conjunto completo de herramientas utilizadas para determinar la presencia y medir la concentración de determinados gases, liberados principalmente durante procesos industriales o mecánicos que implican combustión. Estos gases tienen un efecto adverso sobre la salud humana y el medio ambiente, por lo que su detección y medición son esenciales para que las partes implicadas puedan neutralizarlos en el momento de su liberación. Una gran mayoría de industrias, como las del acero, el cemento y el vidrio, así como cerveceras, centrales eléctricas, fabricantes de calderas y refinerías, utilizan la tecnología de analizadores de gases junto con otras herramientas para este proceso.
Estos sistemas son considerados un activo útil tanto por las industrias como por los particulares por diversas razones. Por ejemplo, el uso de un analizador de gases de escape de automóviles ayuda a los fabricantes de automóviles a desarrollar vehículos que consuman menos combustible y que tengan una mejor combustión, reduciendo así la tasa de combustión incompleta que da lugar principalmente a la liberación de ciertos gases peligrosos como el monóxido de carbono (CO). Del mismo modo, el uso de analizadores de combustión y detectores de gas portátiles puede prevenir los incendios en instalaciones residenciales y comerciales. Estos analizadores de gases proporcionan lecturas precisas de los distintos niveles de gases y son necesarios para mantener una calidad del aire segura para la inhalación.
Los sistemas de control de emisiones también sirven para ayudar a las industrias a cumplir las normas federales sobre emisiones a la atmósfera. El sistema consta principalmente de herramientas que miden la concentración de gases, otras que eliminan componentes (como el agua, que interferiría en las lecturas) y otra que recoge y almacena los datos para su posterior análisis. El uso continuo del SGA garantiza que los niveles de emisión se controlan de cerca y se mantienen de acuerdo con la normativa gubernamental. En una escala más amplia, más allá de los beneficios industriales e individuales inmediatos, un medio de detectar y medir las emisiones propiciaría una innovación más eficaz para su neutralización, preservando así el medio ambiente para las generaciones venideras. El hecho de que los sistemas de control de emisiones desempeñen un papel en la reducción de las toxinas medioambientales es una de las razones por las que es un activo tan importante.
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